Es la primera vez en toda la gira que ‘el Sol de México’ habla con su público, alentándolo a cantar con él: “Vamos, ¡arriba! ¿Cómo dice?”, animaba para continuar con “Amor, amor, amor”. Al cierre se despidió con un “¡Marbella!”.
Gran noche la que se vivió ayer en Starlite Occident. Luis Miguel, con un concierto para el recuerdo, cerró la estancia de tres veladas que, con motivo de la gira que este verano le ha traído a España, ha compartido con el público del Festival boutique. Luis Miguel, tras el éxito de la serie rodada sobre su vida, se ha convertido en una leyenda no solo para las generaciones que han crecido con él, sino las nuevas que le han descubierto con el biopic por capítulos en la televisión. Si en sus dos anteriores espectáculos en la cantera de Starlite Occident, la expectativa por ver y escuchar al ‘Sol’ de México era alta, anoche su incondicional legión de seguidores, conscientes del momento que estaban por vivir, esperaban más emocionados si cabe, a su ídolo de siempre y para siempre.
Llegados de todas partes del mundo, rostros conocidos como Carlos Vives, Chucho Valdés, Stefanía Roitman, Amaury Nolasco, Valeria Mazza, Pupi Zanetti o Michael Costello, entre otros, acudieron a esta cita única en el festival.
También Margarita Vargas, Paula Echevarría, Carmen Lomana, Irene Villa, Toni Acosta, María Casado, Manuel Díaz ‘El Cordobés’, Blanca Paloma, Juan Peña, Marta y Jaime Martínez-Bordiú, Ana Antic, Sofía Ellar o Nuria Fergó, disfrutaron en Marbella del evento del año.
Su salida al escenario, arropado por una colosal banda de músicos y tres imponentes coristas, provocó el estruendo del Auditorio. Vítores, aplausos y gritos para una de las figuras más icónicas de la música latina de todos los tiempos. El cantante, enfundado en un elegante traje negro, apareció ante sus fans contorneándose seductor al ritmo del archiconocido “Será que no me amas”. Este tema, cover del «Blame It On The Boogie”, original de los Jackson 5, que versionó para su disco «20 años” de 1990, es el primero que conforma la lista de hits del repertorio del “Luis Miguel Tour 2024”. Una gira que deriva de los récords de asistencia logrados en su paso por los escenarios en 2023; que arrancó en enero en la República Dominicana; que está previsto termine en Toluca, México, a finales de noviembre, y que ha supuesto la vuelta del carismático artista a nuestro país, después de seis años de ausencia.
Enérgico, entregado y con una voz impecable, Luis Miguel siguió, de principio a fin, con la interpretación de una completa y ovacionada playlist, que conmemora sus ya más de cuatro décadas de trayectoria musical y que constata la perdurabilidad de una estrella de brillo incandescente. Con esa solvencia que le caracteriza, abordó con dinamismo la puesta en escena de temas como “Amor, amor, amor”, “Suave” o “Dame”. Era la primera vez en toda la gira que ‘el Sol de México’ habla con su público, alentándolo a cantar con él: “Vamos, ¡arriba! ¿Cómo dice?”, animaba para continuar con “Amor, amor, amor”.
Ritmos irremediablemente bailables y letras muy conocidas con las que logró la entusiasta participación del público. El lujo de disfrutar en vivo del venerado cantante se corroboró a lo largo de todo el show, siendo su paso por los boleros uno de los tramos más esperados. “Por debajo de la mesa”, “Solamente una vez” o “Somos novios”formaron parte de los medleys de este romántico género, con los que demostró su habilidad para emocionar.
Pop, boleros, y llegó el turno de otra de sus admiradas facetas, la de crooner. La tecnología permitió anoche que el mexicano interpretara dos excelentes duetos. El primero, y con Michael Jackson en la pantalla, fue “Sonríe”; y el segundo, y tan o más aplaudido, “Come Fly With Me”, junto a Frank Sinatra. Para continuar con el hilo melódico, un popurrí de eternas baladas como “Un hombre busca una mujer”, “Tengo todo excepto a ti” o “Entrégate”. Y lo siguiente, un punto de inflexión, el sonido inconfundible de unos alegres Mariachis cautivó a los presentes. Su presencia en las tablas del Auditorio supuso un respiro y un cambio de ropa para el artista, quien, hasta entonces, sudado por lo ofrecido, pero impoluto por maestría y disciplina, no había hecho ni una mínima pausa. Aunque, por encima de todo, las guitarras y las trompetas de la banda mexicana dieron paso a rancheras que, como “La Bikina”, Luis Miguel incorpora en sus directos a modo de lindo homenaje al folclore del país en el que inició su excelsa carrera musical.
Y, para terminar, lo que no podía faltar. Esos himnos que, desde los inicios, allá en la fructífera década de los 80, le catapultaron a lo más alto. Con tan solo doce años grabó su primer disco «Un Sol» y a los quince, recibió su primer Grammy americano por la canción “Me Gustas Tal Como Eres”, dúo con Sheena Easton, que le convirtió en elintérprete hispano más joven en obtener tan prestigioso reconocimiento profesional. “La incondicional”, “La chica del bikini azul”, “Isabel” o “Cuando calienta el sol”, la última canción que se escuchó ayer, fueron un digno colofón para el sublime concierto con el que el ‘Sol’ de México se despedía de España: “¡Marbella!”, gritó al cierre.